El 'bullying' se atribuye generalmente a las escuelas. Pero en cuestión de trabajo también se puede ser víctima de este concepto, que "refiere un maltrato lo suficientemente severo como para dañar la salud de un empleado y poner en riesgo su carrera".
"Cuando uno escucha a un trabajador decir: ‘esta persona acaba con mi paciencia', no es algo figurado", Los ‘agresores', por sus inseguridades, tienden a intimidar y humillar a otros con la idea de ganar o mantener poder. Es una forma de dejar claro la idea: "por más que te esfuerces no podrás hacer tan bien las cosas como yo". A veces, el hostigador ‘adorna' las palabras para que su insulto parezca más un consejo que un regaño. Las consecuencias de convivir con un compañero 'desagradable' van desde desánimo para trabajar, ansiedad y agresiones verbales, hasta obsesionarse con el desempeño para 'demostrar' la calidad profesional que se tiene. "Algunas personas llegan a pensar que ese maltrato es merecido, al no estar a la altura de sus demás compañeros”.
Lo importante, es entender que la propia persona agredida es quien debe solucionar la situación, de lo contrario el agresor se empodera y siempre verá la forma de perjudicar a ese trabajador que, por alguna razón, le representa ‘peligro'.
Cambiar a un compañero "quita energía", no es una actividad que se puede hacer de un día para otro. Sin embargo, sí es posible tener un plan de acción para tratar con esa persona problemática y que tu desempeño no se afecte. Aquí, tres reglas de oro para ello: